A la salida de las Bermudas, aprovechamos un viento favorable para izar las velas. Los cuatro juntos, formamos un equipo perfecto. Los nudos marinos no guardan más secretos para nosotras, y las guardias de noche se hicieron una rutina que nos gusta. Los días que van pasando están marcados por la visita efémera de ballenas o delfines, compañeros de fortuna en esa inmensidad donde nunca nos topamos con nadie. También hacemos nuestra primera toma: un atún “skip jack” du su nombre inglés. No tan sabroso con el atún rojo o más bien la albacora, tiene por lo tanto el sabor de la intensa satisfacción de comer lo que pescamos nosotros mismos! Y preparado por Line, se hizo una verdadera delicia.
Las maniobras y otras actividades de cordelería ritman nuestros días, pero nos dejan sin embargo el tiempo necesario para lanzarnos en grandes actividades, como mirar el integral de las tres primeras temporadas de Dexter, o más bien devorar lo máximo de los libros presentes a bordo. Algunos podrían encontrar el tiempo largo, pero nosotras apreciamos cada uno de esos momentos que nos acercan de nuestras casas, pero sin precipitarnos.
Después de doce días de navegación paradisiaca, llegamos en las Azores, la escala ineludible para todos los que se lanzan en la Transatlántica de retorno a Europa. Tan pronto como los pies en la tierra firme, el mareo de tierra nos hace recordar que no terminamos de cabecear… Lo cual no nos impide irnos de pronto donde Peter, la cita por excelencia de los marineros. Allí conocimos nuevos marineros, e igual nos encontramos con algunos que habíamos conocidos en Saint-Martin! Y sobre todo, nos topamos con todo el equipo del Sparrow, llegado justo unas pocas horas después de nosotros. Michel, nuestro capitán, aprovecha para invitarlos todos a bordo de Soleil, así que una buena quincena de otras personas. La fiesta esta al tope, bailamos hasta el amanecer.
Levantándonos tarde, el día empieza bastante lentamente. Pero el blanco de esta escala se hace recordar de nosotros: abastecer y restregar el velero para poder seguir nuestro viaje. Una vez estos objetivos terminados, salimos en búsqueda de una terraza de café con el WIFI, para volver al mundo moderno y dar unas noticias a los que nos están esperando allá. Al contrario de ayer, la noche es bastante tranquila, porque mañana levamos anclas y seguimos nuestro periplo, ¡dirección Europa continental esta vez!